miércoles, 4 de octubre de 2017

Octubre, mes del Sagrado Corazón

Pastoral Vocacional Eudista

Saludos hermanos, hemos comenzado una vez más nuestro año pastoral y lo hacemos con la fiesta al sagrado Corazón de Jesús. La fiesta del Corazón de Jesús es una oportuni-dad para descubrir el amor de Jesús por nosotros. La instauración de esta fiesta fue para San Juan Eudes muy importante.

Después de dedicar una fiesta al corazón de María por allá por 1648 en la que honraba el corazón de la madre que es realmente el Corazón de Jesús, más de 20 años después decide hacer una fiesta propia para el Corazón amantísimo de Jesús. Este corazón es una hoguera de amor que arde por nosotros, que no se extingue, que está siempre llena de amor por cada uno de sus hijos.

Por eso en esta fiesta no celebramos algo específico de Jesús como su ascensión o su nombre o algún acontecimiento, sino aquello que resume lo que es Jesús: AMOR. Los eudistas tenemos mucho que celebrar y comunicar al mundo. Hoy más que nunca se hace necesario vivir de este corazón. Nuestra vida y nuestra vocación está en manos del Señor.

Aferrémonos a ese amor amantísimo que es Jesús para que siga guiando nuestro discernimiento y nuestra vida vocacional. Sólo desde ese corazón podemos comprender el verdadero sentido del llamado de Jesús a ser sus discípulos. Configurarnos con Cristo significa vivir de ese corazón, de sus estados y misterios de la formación de él en nuestra vida para que cuando nos vean, no nos vean a nosotros sino a Jesús mismo.

Feliz mes del Corazón hermanos, que Dios les siga guiando en este camino vocacional.

Proyecto de vida eudista:


Formar a JESÚS y a MARÍA en nuestro CORAZÓN

JUAN EUDES NOS ENSEÑA

Cómo hacer de nuestra vida un ejercicio continuo
de alabanza y de amor a Jesús.

1.– Antes de salir de casa y de realizar cualquier otra acción, ponte de rodillas y dedica al menos medio cuarto de hora a quien te dio su vida entera. Adóralo, dale gracias, ofrécete a él y conságrale todas tus acciones del día a su gloria.

2.– Ofrece a Jesús el honor y la gloria que se le tributarán en ese día, en el cielo y en la tierra, y únete a las alabanzas que recibirá de su Padre eterno, de sí mismo, de su Espíritu Santo, de su santa Madre, de los ángeles y santos y de todas las criaturas.

3.– Ruega a los ángeles y santos, a la santa Virgen, al Espíritu Santo y al Padre eterno que en ese día glorifiquen y amen a Jesús por ti. Esta es la petición que más les place, la que escuchan y conducen con mayor agrado. Así tendrás parte especial en el amor y la gloria que Jesús recibe continuamente de las divinas personas y él aceptará esos homenajes como si procedieran de ti, porque ellos se los tributan a petición tuya.

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